viernes, 17 de abril de 2015

Linduras en el subte.

Ayer me fui a recuperar energías a casa de mi amiga Marie.
Mirando su biblioteca encontré un libro de Eduardo Galeano que no había leído: "Días y noches de amor y de guerra".  Esta semana que nos enteramos de la triste noticia de su muerte, todos nos acordamos de un montón de bellas palabras de nuestro hermoso escritor yorugua.
Me llevé el libro con la promesa de una pronta devolución.
Hoy tocó salir en subte por la mañana. Iba sentadita y me dispuse a empezar la lectura.
A mi lado había un niño de no más de 15 años, muy bien vestido y con un maletín de oficina. Noté perfectamente el momento en el que él niño me empezó a acompañar en la lectura. Estaba muy compenetrado leyendo historias de desaparecidos en argentina. En la estación Pueyrredón, justo dos estaciones antes de mi bajada, el niño-señor me preguntó de quien era el libro y como se llamaba. 
Cuando se lo dije, me dijo: "muy lindo, voy a buscarlo, gracias".
Me pareció hermoso, fue un viaje de lectura contagiosa. 
Era un nenito, era muy chico. Me inventé una historia. Pensé; y si Galeano ahora le cambia la vida, y si acá empieza una sinfin de ideas que vuelen su cabeza!? no se, me acordé de mi a esa edad, y de como sus lecturas me abrieron el camino a Latinoamérica.

Esa pequeñez me alegró el día, la semana y espero que me duré la alegría para sobrellevar esta mala racha.

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