miércoles, 30 de mayo de 2012

La sal no sala.

Desde que llegó la niebla constante a Buenos Aires no solo perdí las ganas de salir a andar en bici sino que además perdí a mi salero que hasta el el día de hoy esta completamente tapado sin ganas de revivir. Hecho que  afectó la cotidianidad de mi vida debiendo  utilizar directamente el embase grande, haciendo que mis comidas parezcan preparadas con agua del mar muerto, por mi incapacidad de medir las cantidades ante la inesperada perdida de  "lluvia dócil" que me brindaba mi lindo salero de porcelana.

Pero mientras escribía este post me acordé de lo triste que suele ser el mes de Mayo, sin duda el peor de todos los meses (esta idea teórica pretendo abordarla en otro momento) . Por el momento solo diré que según esta teoría (elaborada junto a un pequeño grupo de amigos ) parte de una premisa fundamental; LA MALISIA con la que el FRÍO se instala durante  Mayo en esta ciudad al Sur del Paralelo 33, algo que claramente no ha sucedido en todo el maldito mes. Lo que lo hace aun peor,  ya que obviamente este fenómeno se debe al calentamiento global.
Nos estamos convirtiendo en Río de Janeiro, pero sin playa, ni caipiriña, ni morros, ni música, ni selva, ni alegría ni nada. Buenos Aires  ya tiene claramente consigo los efectos del daño que le hacemos día a día, y encima de todo hoy tuve que volver a comer los fideos con una dosis industrial de sal.

QUIERO RECUPERAR MI SALERO Y MI FRÍO DE MAYO YA!!!

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