martes, 18 de octubre de 2011

Atrévase a soñar

Dicen los que saben que siempre es bueno tener un anotador y una birome en la mesita de luz para poder escribir los sueños de manera tal que la experiencia no quede en el olvido para el momento del desayuno.
Por algún motivo nunca apliqué esta práctica en mi rutina diaria, pero la verdad es que a veces me arrepiento mucho ya que a menudo suelo tener sueños muy muy copados, obvio que no los puedo recordar todos ahora, pero si puedo decir que generalmente aparecen personajes increíbles de todas las épocas y muchas veces se cuelan famosos. En este momento se me viene el celebre momento en la que fui la novia de Luca Prodan y en donde nuestro amor lo hacia recuperarse de su adicción a la ginebra. Hace poco soñé que me convertía en la asistente de Cristina Kirchner y que la acompañana a todos lados. Otras veces mis sueños son tan delirantes que yo suelo darme cuenta al toque que es un sueño,(aclaro que ninguno de los dos mencionados anteriormente entran en esta categoría). En ocasiones cuando  las situaciones se ponen feas intento resolverlas y si veo que la estoy pasando mal y no logro cambiar las cosas decido despertarme. Es decir que mis niveles de conciencia a veces son muy altos. No se si les pasa a muchos, pero creo que es una gran ventaja y me divierte mucho poder ordenar mi cabeza hasta en los sueños. 


Hace dos noches a tras creo haber llegado al límite de mi conciencia. 
La escena se sucedía en un camino hermoso con acantilados y mar turquesa como si fuera la toscana italiana. Iba en un auto, no recuerdo quien manejaba pero si que mi acompañante era una ex amiga mía con la que tuve algunos problemitas. Sin embargo, y como en los sueños todo es posible, ella y yo estábamos de lo más bien. Bueno la cosa es que por algún motivo y en un segundo se hace de noche, el camino pavimentado se corta y se convierte en un estrecho sendero de tierra con escaleras no apto para autos. Ese fue el momento en el que tomé plena conciencia de mi estado. Como las escaleras me parecían muy largas, ya no sabía que hacer con el auto y la compañía de mi amiguita ya me disgustaba, tomé una decisión fantástica;  despertarme a lo grande tirándome del acantilado y sentir la sensación de caída típica del sueño pero esta vez sabiendo lo que sucedía. Fue algo así como un salto en paracaídas,glorioso, liberador y divertido. 


Fue un paisaje con caída que se convirtió al instante en un gran amanecer con café con leche y medialunas. 

2 comentarios:

domadorademarsupiales dijo...

Groso! Sos como los de la película! Ahora sólo tenés que cambiar tu carrera a "seguridad del inconciente" y listo!

Lau dijo...

que película!!????