domingo, 29 de julio de 2012

Que alguien me lo explique

¿ En que momento pasamos a llamar a la tecla numeral como hashtag?



Reincidente

Hace dos años había decidido dejar de fumar. Estuve 1 año y 6 meses sin tocar un pucho, pero el año nuevo, las fiestas de verano y las vacaciones en México  con exceso de mezcal lograron ponerme otra vez en la vereda incorrecta. Me había comprometido entonces a abandonar otra vez el maldito vicio cuando me recibiera.
Y aquí estamos nuevamente dejando atrás los malos hábitos.

Hoy es el día 1 y no saben cuanto lo extraño.


miércoles, 11 de julio de 2012

Trastorno bulímico-textil

Me subieron el alquiler, aumentó el monotributo, el consorcio decidió que hora iba a pagar 100 pesos más, ni hablar del supermercado. Mi sueldo sigue igual, sin  un peso más y continúo trabajando mil horas para el estado nacional de manera tercerizada, sin beneficio alguno ni aguinaldo anual.

El recibimiento vino sin el pan bajo el brazo. Durante el mes de junio me rescaté y armé una planilla muy pedorra en excel con gastos día por día. Me re controlé, dejé de salir a cenar, no fui al cine, ni al teatro, no me tomé casi ningún taxi, compré  en coto con descuento y lo que es más importante logré no gastar ni un solo peso en ropa.
Hasta que llegó Julio y con él ímpetu de aquellas que nos sentimos orgullosas de nuestros logros, como esas mujeres a dieta que se festejan  y recompensan por haber bajado 650 gramos con permitidos de brownie con chocolate templado, me tenté  y luego de 1 mes de comenzada mi dieta me DESBARRANQUÉ. Mi brownie con helado se transformó en 1 remera básica de algodón peruano (porque todas merecemos tener una de esas en nuestro placard), una camisa  estampada con flores para ir a trabajar (extraordinariamente cara) y un saco negro en liquidación pinzado, entallado y perfecto para el invierno porteño.
Digamos que mi permitido se convirtió en algo así como un trastorno bulímico con la diferencia de que no lo puedo vomitar, porque  lamentablemente en este país no existe eso de ir a un local a que te devuelvan la plata. (añoro dicha práctica que supe utilizar alguna vez en el centro de la ciudad de Madrid) en fin, tengo dolor de panza por la culpa, necesito que me saquen los descuentos del banco, necesito trabajar lejos del centro comercial a cielo abierto más grande del país.
Hoy solo me queda pedirle  por favor a dios que se sostenga este frío de locos para poder estrenar mi saquito nuevo y  despejar  la culpa saliendo un poquito a caminar.